“La sostenibilidad. Tiene que ver con crear productos que tengan en cuenta la salud del medio ambiente, junto con otras prioridades habituales como son la calidad, la fiabilidad y el precio.”
Como compañía industrial, que tenemos una gran responsabilidad ambiental. Por eso, aplicamos nuestra experiencia en diseño para crear productos innovadores con un impacto ambiental reducido.
Este compromiso significa hacer lo que sea necesario para medir y reducir el impacto de nuestros productos sobre el medio ambiente. De hecho, somos la primera compañía en nuestro sector que aplica el método científico de la Valoración del Ciclo de Vida (LCA) en el diseño de nuevos productos.
Hablamos abiertamente, y con hechos, del rendimiento medioambiental de nuestros productos por medio de una herramienta denominada Declaración Ambiental de Producto (EPD).
El propósito de una Declaración Ambiental de Producto (EPD) es transmitir una información clara y transparente sobre los impactos de un determinado producto en el medio ambiente.
La LCA, de acuerdo con la ISO/TR 14025, las EPD avala fehacientemente que los productos que amparan, son mejores para el medio ambiente, más económicos de mantener, y más limpios en el reciclado que otros productos similares.
Organismos colaboradores de Evaluación y Gestión Medioambiental
Los estudios de LCA y EPDs se realizan con el Instituto de Desarrollo de Productos de Copenhague-Dinamarca (IPU) así como con el Instituto de
Diseño de Ingeniería de Viena-Austria (TUW). Posteriormente, son validados tras una rigurosa revisión crítica por el Instituto ENSAM de Chambéry, Francia.
Compromiso para una mejora continua
Pensamos que la mejora no radica en la satisfacción por lo conseguido, sino en perseguir metas medioambientales cada vez más exigentes.
La sostenibilidad se socializa
En el fondo, la sostenibilidad se centra en las personas. Consiste en crear y fomentar las condiciones económicas, medioambientales y sociales que permiten a las personas y comunidades alcanzar todo su potencial. Se trata de obtener bienestar a largo plano en su sentido más estricto. La conexión inherente (algunos incluso dirían solapada) entre la sostenibilidad y el bienestar es evidente, como lo es el hilo conductor que pasa por ambos conceptos: las personas. El elemento humano se observó por primera vez en el histórico informe Brundland, publicado en 1967, dónde se definía la sostenibilidad como aquello que cubre las necesidades de la generación actual y las futuras dentro de los límites del planeta. Esta definición presenta dos prismas, satisfacer las necesidades del ser humano y respetar los límites medioambientales. Hasta el momento, el primer de los límites del planeta ha atraído más atención y se han logrado avances significativos al respecto.
Ahora el énfasis se está centrando en otro tipo de idea, la de satisfacer las necesidades del ser humano y crear una cultura del bienestar. La sostenibilidad social está surgiendo como la nueva área de acción. Empresas de todo el mundo están adoptando este enfoque más holístico hacia la sostenibilidad, convirtiéndolo en un objetivo y una aspiración principal e inseparable de su empresa. Estos pensadores progresistas comprenden que el bienestar del medioambiente daría lugar a una crisis, el bienestar del medioambiente sin el bienestar del ser humano, no se considera ni siquiera como una posibilidad y el bienestar económico, que una vez se consideró la única forma de medir el éxito, ahora se considera como el medio para logar un futuro más sostenible.